Anecdotario del Dédalo:
Mi padre era amigo del entonces comandante del Dédalo (no recuerdo su nombre, y casi que será mejor

, aunque por las fechas debió de ser uno de los tres primeros); sí recuerdo haber visitado el barco, y que me regaló una gorra de marinero (teniendo en cuenta que soy de secano, maldita la falta que me hizo, pero el detalle fue bonito).
Me contaba mi padre que el hombre este, cuando era un tenientillo (o como se llamen en la Marina, que como estos no siguen el sistema métrico decimal, es un lío) recién salido de la Academia, participó en unas maniobras en el buque de mando, mando que ostentaba un almirante muy cabezón. Cabezón de esos que no les llenas la gorra de castañas con quinientos euros, vamos. En un momento dado, el almirante, para ver cómo se desempeñaba el teniente, le dejó al mando del buque, alegando que se iba "a dar una cabezada". Sin inmutarse, el teniente ordenó inmediatamente "abandono del barco" alegando riesgo para el mismo.
Creo que el cuerno que le metieron fue de los que hacen historia...